lunes, 28 de febrero de 2011

Irlanda: lecciones de una debacle

El Partido Verde Irlandés (Comhaontas Glas) sufrió una derrota sin paliativos en las elecciones parlamentarias irlandesas del pasado 25 de febrero, perdiendo los 6 escaños que tenía, y por lo tanto, quedándose fuera de la Cámara Baja (Dáil Éireann) por primera vez en los últimos 22 años.

En las elecciones de 2007, los Verdes cosecharon el mejor resultado de su historia (4,7% del voto y 6 escaños), y lograron entrar a formar parte de la coalición de Gobierno junto con Fianna Fáil y el Partido Demócrata Progresista, obteniendo dos Ministerios: el de Medio Ambiente, Patrimonio y Gobierno Local (John Gormley) y el de Comunicaciones, Energía y Recursos Naturales (Eamon Ryan). El 23 de enero, tras el rescate de Irlanda, los verdes se salieron del Gobierno y provocaron la convocatoria de elecciones anticipadas.



Dadas estas circunstancias, ¿qué ha llevado a los Verdes a perder todos sus escaños?

Los analistas políticos se han precipitado en atribuir el desplome al hecho de que se encontraban en el Gobierno cuando el país ha tenido que ser rescatado. El principal partido en el Gobierno, el Fianna Fáil, tradicionalmente mayoritario, se ha desplomado desde el 41,6 al 17,4, quedando relegado al tercer lugar. El otro socio, el conservador "Partido Demócrata Progresista", se disolvió en 2009, tras tremendos líos internos. Con estos datos, lo fácil sería concluir que los Verdes estaban abocados al fracaso electoral, un mes después del penoso rescate.

Sin embargo, la tendencia a la baja de los Verdes en Irlanda no es sólo coyuntural. Por ejemplo, en las Elecciones Europeas de 2009, los Verdes se quedaron en el 1,9% de los votos, frente al 3,9% en 2004. En las elecciones locales de ese mismo año, tan sólo obtuvieron el 2,3% de los sufragios, lo cual supone un descenso frente al 3,3% de 2004. En definitiva, observamos una caída continuada en el tiempo, que exige un análisis más profundo y no tan coyuntural de la situación política.

Entre las causas del actual descalabro electoral podemos encontrar:

1- Los socios de Gobierno: no todos los miembros del Partido Verde veían con buenos ojos la decisión (véase, por ejemplo Ciarán Cuffe), en 2007, de entrar a formar parte del Gobierno. La precipitación es algo común de los Partidos en crecimiento electoral. Sin pensar dos veces lo que se hacía y eufóricos por los resultados, los Verdes entraron en un Gobierno con el Fianna Fáil (liberal) y el Partido Demócrata Progresista (conservador). Fue un Gobierno que mantuvo o incluso bajó aún más los impuestos y que no supo ver la gravedad de la crisis que se le venía encima. La desregulación y la no intervención en la economía fueron los principios rectores de la actuación del Gobierno, lo cual hizo que la crisis financiera irlandesa golpeara el país con mayor fuerza que en otros lugares. De cara al futuro, habrá que mantener siempre una mentalidad más a medio plazo, en lugar de coaligarse con partidos lejanos políticamente de las ideas verdes y equitativas.

2- La renuncia a algunas reivindicaciones clave: por ejemplo, no hicieron nada para parar la construcción del gaseoducto de Corrib y de la construcción por parte de Shell de una refinería en Bellanaboy, traicionando a los militantes de base, agrupados en el colectivo Shell to Sea. Tampoco se opusieron a la construcción de la autopista M3 por el medio de la colina de Tara, que hasta ahora era un tranquilo complejo de restos arqueológicos, y que desde 2008 forma parte de la Lista de los 100 monumentos del mundo que sufren un mayor peligro. Además, los Verdes renunciaron a su promesa inicial de intentar terminar con el uso militar por parte de Estados Unidos del aeropuerto de Shannon. En conclusión, los Verdes renunciaron a casi todo lo que habían prometido cuando estaban en la oposición, y ello ha traído la consecuencia lógica: la pérdida del apoyo de las bases.

3- Su falta de europeísmo: generalmente, los votantes del entorno de los Partidos Verdes suelen ser europeístas convencidos y partidarios de políticas supranacionales como medio para combatir el cambio climático y los problemas globales. El debate europeo ha tenido especial importancia en Irlanda, como consecuencia del rechazo en referéndum al Tratado de Lisboa en primera votación. Los Verdes trataron de posicionarse en este debate, y sometieron el asunto a votación interna. El resultado fue de un 63,5% a favor de reformar la Constitución Irlandesa para adaptarla al Tratado de Lisboa. Sin embargo, para que el Partido Verde apoye una nueva política, la normativa interna dice que es necesario el voto favorable de dos tercios de los miembros, y como no se alcanzó ese 66,6%, el Partido Verde no tomó parte activa en el decisivo referéndum de aprobación del Tratado de Lisboa. Esta decisión política fue un tremendo error, ya que perdió visibilidad pública sin ganar nada a cambio. El resultado fue la victoria del "No" en esa primera consulta, dejando al Gobierno irlandés noqueado. De nuevo, se decidió convocar otro referéndum para la aprobación del Tratado de Lisboa, y el Partido Verde volvió a someter el asunto a votación interna, el enero de 2009. Esta vez sí que se alcanzaron los dos tercios de voto favorable y el Partido verde se posicionó a favor del Tratado. El resultado del referéndum fue una victoria del Sí, y el Tratado de Lisboa pudo entrar en vigor el 1 de diciembre de 2009. La lección que extraemos de este último punto es que no se debe perder visibilidad política gratuitamente.

Ahora el es momento de volver a empezar, sin escaños, pero con experiencia acumulada. Además, el ejemplo irlandés debe servir al resto de partidos Verdes para no incurrir en los mismos errores que su socio irlandés, pues de lo contrario la ola verde corre el riesgo de disolverse.

2 comentarios:

  1. Me ha encantado Dani, un análisis estupendo! Y como nota final, hay que tomar nota y aprender de los errores.

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  2. En este preciso análisis de Dani me gustaría destacar el punto segundo de los fallos de los verdes en Irlanda. La renuncia a muchas de las pretensiones iniciales.
    El poder, y la posibilidad que éste a priori te ofrece de realizar tus deseos y cumplir tus promesas, es siempre traicionero cuando se ejerce desde una posición no dominante.
    Los partidos minoritarios que entran de cualquier forma y casi a cualquier precio en los gobiernos suelen ser utilizados como herramientas de poder de los partidos grandes.
    Aún siendo urgente al actuación a acometer en la protección del planeta, la entrada en los gobiernos siempre tiene que estar atada y bien atada, y en cuanto haya que renunciar a algunas de las promesas que son las que nos dan dignidad y credibilidad, hay que salir de los mismos.
    Quizás los votantes perdieron su confianza al ver que las promesas no se cumplían.

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